Marta empezó a traducir videojuegos en 2002, tras agenciarse un puesto de traductora interna en una multinacional de la localización. Allí se dedicó a traducir y gestionar proyectos mogollónicos, de los que curten, hasta que decidió que prefería convertirse en su propia jefa para darse a sí misma el tiempo necesario para que la calidad de sus traducciones fuera la prioridad absoluta.
Para formarse como lingüista, Marta se licenció en traducción e interpretación y, nada más acabar, se fue a Irlanda a hacer un curso de posgrado en localización de software para aumentar sus conocimientos técnicos, aunque siempre tuvo mano con los ordenadores. Ahora, vive rodeada de juegos y consolas, y los videojuegos son la piedra angular de su existencia.
En varias ocasiones, la han invitado a su antigua facultad de Granada para impartir talleres de localización de videojuegos, en los que comparte su experiencia con la esperanza de animar a los alumnos a dar el salto hacia una especialidad tan gratificante y llena de posibilidades.
Si prefieres ver una descripción más tradicional y exhaustiva de la formación y la experiencia, visita www.martarodriguez.com.